Seleccionar página

TESTIMONIO DE ÁNGEL DEL YELMO

Queridos amigos:
Aún laten en mi corazón los tres años en que participé en el campamento urbano Magone. Fue una experiencia única e irrepetible que Dios puso en mi camino y por el que le doy gracias constantemente.
Un pueblo entero que se vuelca durante todo un mes con jóvenes que veníamos de toda Andalucía para compartir misión y fe en favor de los jóvenes del Valle. Unos habitantes que se volcaban con los jóvenes que estábamos allí y que nos trataban como si fuésemos uno más de allí. Unos jóvenes que con su sonrisa y abrazos te agradecían lo poco que le dabas. Pasen los años que pasen, volver al Valle es volver a casa, pues así me lo hicisteis sentir esos tres veranos y así lo siento cuando voy por allí.

Cada día en el colegio se transmitían unos valores que servían a pequeños y mayores para ser buenos cristianos y honrados ciudadanos. Y por la noche, en la plaza del pueblo, la alegría desbordaba por las cuatro esquinas. Muchos de los que hoy formamos la pastoral de la inspectoría, aprendimos a ser
animadores en este campamento. Un campamento que, en 25 años ha ido creciendo y madurando y sabiéndose adaptar a los nuevos tiempos. Ha sabido sortear los obstáculos y dificultades que se ha ido encontrando a lo largo de los años y sigue con la misma frescura e intensidad que el primer año.
La idea que soñó Pepe Núñez, cultivó Damián Moragues y Serafín Berrio, y vio crecer Sergio Codera y vuestro paisano Jorge Juan Reyes, hoy lo mantenéis y cuidáis vosotros mismos.

Es una bendición ver como eso pequeños que estaban como acampados en los años que fui Magone hoy son los responsables y animadores que educan en el tiempo libre a las nuevas generaciones. Seguís siendo los Miguel Magone del año 2019 que, gracias al encuentro con Don Bosco, habéis sabido ser buenos cristianos y devolver ese cariño y amor a otros que lo necesitan hoy.

Como dice el himno de nuestro campamento, vosotros sois Magone, y vuestra estrella nunca debe dejar de brillar. Felicidades por estos primeros 25 años. Estoy convencido que, como obra de
Dios que es, os espera muchos más años por delante. Que Dios premio tanto bien como hacéis año tras año y colme de bendiciones.

TESTIMONIO DE JOSÉ MARÍA PÉREZ PÉREZ

Escribo esta carta dedicada al campamento Magone con cierta melancolía y añoranza por lo todo lo vivido en ese lugar maravilloso que es San José Del Valle donde desde el primer momento me encontré con unos
animadores espectaculares que dan vida a todo un pueblo en los meses de verano.

Y me encontré también con una cálida bienvenida por parte de todos los participantes de Magone, niños, niñas, jóvenes madres, padres, abuelos todos forman parte de una manera u otra del gran campamento Magone, se siente en el trato, en los gestos y palabras como cada uno de los vallenses guardan un gran cariño a la obra de Don Bosco.

Para mi Magone no supuso un paso definitivo hacia mi vocación de religioso pero sí que me aportó una experiencia que luego me ha servido durante toda mi vida, el crecimiento personal de mi fe en el Señor, el
conocimiento de la congregación Salesiana o mi vocación de animador nace en Magone junto con todo el pueblo del Valle.

Fue a partir de mi participación como “Magone” donde se despertó en mi esta vocación de animador, yo antes nunca lo había sido y allí me di cuenta de lo bonito que es ser animador y que con un trabajo de
voluntariado ayudar a los jóvenes a crecer en su fe y a educar en el tiempo libre mediante todas las actividades que en Magone se hacen.

25 años soñando por la juventud del Valle, es momento de dar gracias a Dios por todos los buenos salesianos y animadores que han dado luz a la estrella Magone…
Mi agradecimiento a toda la familia que forma Magone, un equipazo que hoy se han convertido en mis amigos y a los que quiero mucho, no hace falta nombres ya todos sabéis quiénes sois…os estimo por ser tan buenos de corazón y por tanto trabajo que dedicáis a todos los jóvenes, ánimo para seguir adelante… Porque la estrella Magone siempre brillará….

TESTIMONIO DE YOLANDA DURÁN FERNÁNDEZ

Para mí, hablar de Magone, es fácil, es nombrar la palabra Magone, y una sonrisa se instala en mi cara mientras me asaltan cientos de recuerdos que me llenan de alegría.No tengo recuerdos de mi primer año, es imposible!!! ya que mis padres ya eran animadores de Magone, antes de que yo naciera, por lo que, tuve la suerte de no tener que esperar a tener la edad requerida para poder estar con los «Pequeños Savios».

Magone, es una bendita aventura, que unos valientes salesianos, fieles seguidores de un «loco soñador», decidieron traer un verano a San José del Valle.  Se trataba de un «Campamento Urbano» donde tenían cabida todos los niños y jóvenes de nuestro pueblo. Lo que nunca imaginaron aquellos salesianos, es que estaban dando forma a un movimiento que se haría cada vez más fuerte con el paso de los años.
Magone es una institución en nuestro pueblo, igual que no imaginamos un diciembre sin Navidad, o un mayo sin feria, es imposible concebir un verano sin Magone.

Desde temprano, el ambiente es festivo, alegre, ruidoso… jóvenes que hacen talleres, que juegan, que se divierten… niños que esperan impacientes que se abran las puertas para disfrutar con los Pequeños Savios, noches que llenan de color y bullicio la plaza de nuestro pueblo y sobretodo, música, mucha música porque como decía D. Bosco: “una casa sin música es como un cuerpo sin alma».

Por aquí pasaron cada verano, «salesianos consagrados y aspirantes a salesianos» para mostrarnos que hacer realidad el Sueño de Don Bosco era posible; y vaya si lo consiguieron!!! Los niños de ayer, somos los animadores de hoy. Este verano, se han cumplido 25 años de aquella primera vez, hemos vuelto a llenarnos del espíritu Magone, aquel pilluelo de la calle, al que después llamarían «el pandillero de Dios», al que Don Bosco sacó de la calle, dándole casa, estudios y cariño, hasta el día de su muerte.

Este año hemos sido concientes de que: “Magone vive y seguirá vivo, cada verano, mientras sigamos existiendo jóvenes comprometidos con nuestra fe y con ganas de pasarlo bien de la mano de Don Bosco; Magone vive y seguirá vivo, cada verano, mientras sigan viniendo niños con ojos brillantes de ilusión a preguntar: «¿Dónde me puedo apuntar?» ; Magone vive y seguirá vivo, cada verano, mientras cada madre, cada abuelo, cada vecino, cada familia, espere impaciente las noches de Julio, para ver con qué les sorprende Magone en la plaza; Magone vive y seguirá vivo, cada verano, porque Magone eres Tú.