TESTIMONIO DE DÉBORA DUEÑAS PÉREZ

Si alguien me pregunta: ¿Qué sentimiento te produce MAGONES?, yo respondería:

“Es aquella estrella que jamás se apagará”

Magones es el recuerdo de mi infancia y juventud, mezclan sentimientos como euforia, admiración, afecto…

Todos los niños y niñas del pueblo, e incluso aquellos que vivían fuera, pero pasaban sus vacaciones en nuestro querido “Valle”, deseábamos nuestras merecidas vacaciones porque ello conllevaba la llegada de Magones.

Su llegada suponía juegos, deportes, manualidades, cantes, bailes… en definitiva, todo aquello que provocaba una alegría y una sonrisa entre nosotros. Para mi grupo de amigas de la infancia y para mí, llegaba el momento de disfrutar de algo que compartíamos y más nos gustaba, pero más complicado teníamos por el hecho de ser niñas, practicar nuestro deporte favorito: “el fútbol”.

No existía ningún verano sin nuestro equipo femenino “MAGONAS”, me podría pasar horas escribiendo y hablando sobre ello, sólo he de resaltar que no había discriminación entre niños y niñas por competir en la liga Magones un equipo formado por niñas.  Volvería a mi infancia sin pensarlo para vivir aquellos bonitos veranos.

¡Qué afortunados somos, porque la estrella Magones siempre brillará en nuestro pueblo, y nunca morirá!

TESTIMONIO DE MARIA JOSÉ CARRASCO MOSCOSO

En San José del Valle hablar del verano es hablar de Magone. Magone es uno de los acontecimientos del calendario anual de mi pueblo.

Pero no siempre fue así. Hace ya 25 años que unos jóvenes llenos de ilusión y vocación, pisaron el Valle, para que los niños y muchachos de nuestro pueblo vivieran más semanas disfrutando de infinidad de actividades, y todo ello, con el prisma de la educación en valores típicamente salesianos: la alegría, el servicio a los jóvenes, la fe…
Recuerdo el primer año especialmente, por la novedad y porque Magone supuso una auténtica revolución. Muchísimos niños participaban en talleres, veladas nocturnas en la plaza con actividades, gymkanas, excursiones…

Era salir a la calle y notar que algo diferente estaba ocurriendo: niños correteando por todo el Valle buscando una pista, disfrazados…

Una de las cosas que más me emociona es lo bien que funcionó el trabajo en equipo. Se creó un grupo de personas muy implicadas y tremendamente motivadas, formado por animadores del pueblo (entre las que me incluyo), que colaboraban activamente con el Campamento de Verano Magone. Recuerdo ese verano como un verano feliz.

Gracias Magone por formar parte del Valle. Ojalá la revolución Magone continúa para siempre.