¿Qué es de una casa salesiana si en torno a la fiesta de Todos los Santos no recuerda el milagro de las castañas de don Bosco?

Todos los que han pasado por una casa salesiana recuerdan con cariño aquel día en que los patios del colegio se llenaban de niños y niñas comiendo castañas. No es porque llega el otoño, ni porque sobran castañas en el campo y están baratas, sino porque recordamos aquel 1 de noviembre de 1849. Como todos los años don Bosco llevó a sus muchachos del oratorio a visitar el cementerio y rezar por todos los difuntos. Pero ese año fue diferente. Pensando Mamá Margarita que no iban a hacer falta tantas castañas, sólo coció unas pocas. Cuando llegó don Bosco, con sus 600 muchachos, se dio cuenta de que no bastarían. Sin embargo, él confió en Dios y en María Auxiliadora, y empezó a repartir con alegría. Y entonces ocurrió el milagro. Las castañas se multiplicaron y hubo hasta para el gran santo.

Muchos pensaréis que no es científicamente posible, otros que es una historia de niños, pero en los colegios salesianos de todo el mundo queremos seguir repartiendo estas cariñosas castañas de amor, comprensión, educación, valores… para que nuestros alumnos y alumnas sepan que ellos también pueden ser felices viviendo una vida donada por amor a los demás.

El pasado día 31 de octubre tuvo lugar en nuestro colegio el recuerdo de este acontecimiento. Tras una pequeña celebración donde se escenificó el episodio y se rezó por los fieles difuntos, los patios del colegio salesiano de San José del Valle se volvieron a llenar de sonrisas de niños y niñas desde infantil hasta secundaria que con alegría recordaban y gritaban lo que aquellos muchachos que presenciaron el milagro gritaron: ‘’¡Don Bosco es un santo!’’.

Damos las gracias a todos aquellos que han hecho posible este fantástico día, de modo especial, a todas las madres que con todo el cariño posible calentaron las castañas, la envolvieron en paquetitos y las repartieron uno por uno con gran cariño.